Monday, January 25, 2010

Mi último adiós


Mi Mamita Zoila no fue una abuelita tradicional.  En ella no encontré un regazo donde sentarme a escuchar cuentos de hadas… en realidad, pensándolo bien… ¡dudo que alguien pudiera sentársele en el regazo porque nunca se estuvo quieta!  No, mi Mamita no fue de cuentos de hadas… ella, escribió versos.  Mis recuerdos más queridos de ella no son felices recuerdos de infancia (aunque quién podría olvidar los viajes en camioneta, la aplanada de banquetas y el cafecito en El Roble).  Mi Mamita Zoila me enamoró con sus versos, con el quiquiriquí del gallo entretuvo a la niña curiosa.  Con la espera del cartero satisfizo el corazón romántico de la adolescente y con el renacer de una alborada me encaminó a la sobriedad de la vida adulta.  A través de su poesía descubrí a un personaje fascinante, bello y cautivador.   De la mano del Señor de las Alturas caminé estas últimas semanas y a la hora de despedirla, no sé otra forma más que esta… un poema enclenque de una nieta que con sus versos espera acariciar el alma de la abuela que la amó en sus versos…


Manos de niña manchadas de tinta
En trazos de letras te vieron crecer
Exprimir tu savia, extenderte en gotas
De palabra y rima; lápiz y papel.

Hojas de tu Vida llenaste en poemas
Tu historia plasmaste en un Atardecer
Con Gemas del Alma trazaste una Senda
Y Tu Persona en verso, nos dejaste ver.

Para conocerte hay que leer tus versos
Pues ellos albergan tu grande pasión,
Tu amor por la vida, todos tus recuerdos
Y cada latido de tu corazón

¡Mente inquisitiva, alma itinerante!
Armada de pluma, de bastón y chal
Hiciste aventuras en tu andar constante
Y al son de marimba te vimos bailar.

Hoy te despedimos al descanso eterno
Con tu traje blanco y todo nuestro amor
Ve a bailar marimba en el mismo cielo
Transformada en gloria ¡ya sin tu bastón!



Con todo mi amor, Mamita Zoila… ¡gracias por tu herencia hermosa!

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