Sunday, May 16, 2010

Luego de muchos meses...

Aquí estoy.  Con la vida que me cambia casi a cada minuto, pero aquí estamos.  Un viaje a Guatemala y un examen de embarazo positivo más tarde, estamos tratando de agarrar rutina en los respiros que tengo de las nauseas y el malestar general del glorioso primer trimestre.  En estos días le tengo mucho aprecio a las cosas pequeñas, como sobrevivir un cambio de pañal de mi precioso bebé y preparar una comida completa sin salir corriendo al baño.  Estas son victorias que no tomo a la ligera.

Por otro lado, nos estamos preparando para empezar oficialmente la escuela con Elena en el otoño.  He pasado los días investigando curriculum y ya he decidido qué vamos a adquirir.  Ahora nos queda distribuir los útiles en los próximos meses de acuerdo al presupuesto para no desequilibrarnos y distribuir las actividades en un horario razonable que nos permita balancear las tareas domésticas, la vida familiar y las necesidades académicas, además de las actividades extracurriculares.  Nada más eso nos hace falta.

Por lo demás, pues en mucho mi silencio se debe a mi deseo de administrar mejor mi tiempo y mis energías que están tan limitadas en estos días.  Cuando me siento a escribir, usualmente tengo la mente en blanco por estar tan cansada.  Entre más veo a mis hijos crecer, más me doy cuenta de lo rápido que se pasan los días y no quiero desaprovechar un sólo minuto.  Así nada más, de la nada, Adriana ha dejado de buscar el refugio de nuestra cama por las noches... ni siquiera sé cuándo sucedió.  Benny cada día está más independiente y a este momento no sólo lleva 36+ horas de no mamar, sino de no pedir hacerlo.  Hace 48 horas eso parecía imposible.  Elena ya se prepara sus propios panes con mantequilla de maní y jalea cuando no le gusta la comida y le permito la opción (que valga decir le di la opción pensando que no iba a hacerlo y me salió el tiro por la culata!).  Y esta nueva personita va creciendo cada día, ocupando el espacio de mi vientre y recordándome nuevamente lo maravilloso que es el milagro y el misterio de la vida.

En fin que, como dice la canción, "No es falta de cariño"... solamente me doy cuenta de que mis momentos con mis hijos están contados y además de la tremenda responsabilidad que siento de invertir en ellos lo mejor de mí, está este amor loco que me tiene babeando por ellos y no acaba de saciarse con nada.  Aunque a veces no hallo las horas de que se acuesten a dormir, cuando están dormidos me muero por despertarlos y comérmelos a besos!  Ténganme paciencia, pronto espero volver con un poco más de sentido y material de su agrado.

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